Por: Madeleine A Fugère Ph.D.
Escoge
una persona famosa, cualquiera, y piensa cómo tu opinión de esa persona ha
cambiado debido a que algo negativo de él salió a la luz. Por ejemplo, el
supuesto affair de Ben Afflecek, la lucha de Lindsay Lohan con la adicción, o
la historia de Ryan Lochte y el robo reportado en Río.
En
el caso de Ryan Lochte, hablamos de un excelente atleta que ha ganado 12
medallas olímpicas. ¿Tú opinión de Lochte cambió desde que escuchaste en las
noticias que él fabricó algunos de los eventos que tuvo lugar esa noche?
Investigaciones
revelan que la información negativa tiene mayor impacto en nuestras opiniones
que la información positiva, incluso cuando hay más información positiva que
negativa (Baumeister et al., 2001). Entonces, si aprendieses 12 cosas
buenas de Ryan Lochte y sólo una mala, aún así tendrías una mala impresión de
él. Esta situación puede sonar injusta, pero existen importantes razones para
ello.
¿Por
qué la información negativa es más influyente?
-Los
eventos negativos son relativamente raros
Aunque
aquellos que están al día en los escándalos de famosos piensesn que eventos
negativos ocurren todo el tiempo, en la “vida real” los incidentes negativo son
relativamente raros. Debido a que estos eventos ocurren menos, son más
destacados, más recordables, y su impacto en nuestras impresiones es mayor
(Rozin & Royzman, 2001).
-Los
eventos Negativos producen respuestas psicológicas más fuertes
Por
ejemplo, investigadores como Cunningham et al. (2003) encontraron mayor
activación de la amígdala (el área del cerebro asociada con las emociones)
cuando los participantes fueron expuestos a estímulos negativos en vez de
positivos
-
Está en nuestros genes
La
información negativa pude ser más importante para nosotros porque nuestros
antepasados que atendían estímulos negativos tenía más posibilidades de
sobrevivir (Baumeister et al., 2001). Evolutivamente hablando, individuos que
tienen estos sesgos tendrían mejoradas su capacidad de sobrevivir y pasar sus
genes.
Referencias
Baumeister, R. F., Bratslavsky, E., Finkenauer, C., & Vohs, K. D. (2001). Bad is stronger than good. Review of General Psychology, 5(4), 323–370. doi:10.1037/1089-2680.5.4.323
Cunningham, W. A., Johnson, M. K., Gatenby, J., Gore, J. C., & Banaji, M. R. (2003).Neural components of social evaluation. Journal of Personality and Social Psychology, 85(4), 639–649. doi:10.1037/0022-3514.85.4.639
Rozin, P., & Royzman, E. B. (2001). Negativity bias, negativity dominance, and contagion. Personality and Social Psychology Review, 5(4), 296–320. doi:10.1207/S15327957PSPR0504_2
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