viernes, 23 de septiembre de 2016

La vergüenza puede ser una amiga


Por: John Amodeo, Ph.D. 
Usualmente escuchamos sobre las consecuencias negativas de sentir vergüenza. Generalmente escuchamos cuán tóxica es y cómo influye en nuestro bienestar. Pero, ¿puede la vergüenza tener un lado positivo?

Hay que ver que la vergüenza puede ser destructiva, pero también puede ser un aliado para nosotros. 

Nos recuerda que somos imperfectos

Imagina esta situación: Rompemos un vaso de vidrio en un restaurante y la gente voltea a mirarnos. Seguramente nos sentiríamos incómodos, con vergüenza, y pensaríamos en lo mal estamos que estamos siendo percibidos por los demás.

Si solemos tener una vergüenza tóxica podríamos empezar a decirnos a nosotros mismos que somos torpe. Posiblemente nos diríamos cosas como: “¡debí prestar atención!”, “hice un desastre”, “¡he hecho el ridículo!” Este tipo de vergüenza sería destructiva y nos paralizaría.

Por otro lado, podemos mantener nuestra auto valía si  en vez de insultarnos, nos recordamos a nosotros mismos que somos imperfectos, como todos los seres humanos. Cometer un error no significa que algo anda mal en nosotros, simplemente significa que somos como cualquier otra persona. Somos humanos al fin y al cabo.

Ver la vergüenza con más claridad nos puede ofrecer mayor alivio. La vergüenza está ahí para recordarnos que no necesitamos pretender ser perfectos para ser respetados, aceptados o amados. Esta vergüenza saludable nos hace ser más flexibles y humanos. Quizá podamos ver nuestras imperfecciones con humor. Está bien ser nosotros mismos, con nuestras fortalezas y debilidades.


Nos ayuda a ser gentil 

En ocasiones podemos ser un poco insensibles a las necesidades de los demás. Si bien no tenemos un control total sobre nosotros como para evitar hacer o decir cosas que pueden herir a los demás, sí tenemos el control para sentir la vergüenza, que nos dice cuando hemos cruzados los límites.

Esta vergüenza saludable puede ayudar a mantener nuestras relaciones. Quizás sentimos esta vergüenza como una sensación de que vamos a decir algo hiriente  o desagradable. O quizá la sentimos cuando hemos herido a alguien, de modo que podemos disculparnos y tratar de reparar el daño. Con el paso del tiempo, esta vergüenza saludable puede ayudarnos a actuar de forma más empática con los demás.

La vergüenza tóxica es una emoción dolorosa que merma nuestra felicidad y creatividad. Además, impide que tomemos riesgos importantes en nuestras vidas. La vergüenza saludable surge desde dentro de nosotros, deseando estar positivamente conectado con los demás. Desde un punto de vista evolutivo, necesitamos estar conectados y cooperar para que nuestras tribus sobrevivan. 

Recuerda que una pequeña dosis de vergüenza nos ayuda a veces a nuestro desarrollo personal, repara la confianza rota y crea a la vez una mejor sociedad y comunidad.

Fuente: 
https://www.psychologytoday.com/blog/intimacy-path-toward-spirituality/201606/can-shame-be-your-friend


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